En la montaña estás en contacto directo con la naturaleza, debes amarla y respetarla si quieres que la naturaleza te respete a ti. Esto la gente de montaña lo sabe desde siempre, templada y laboriosa convive con bosques y cumbres que, incluso en el silencio, te hablan. Las Dolomitas son un regalo invaluable, el turismo las ha hecho compartibles con quien lo desee, regalando siempre emociones que permanecen en el corazón. Como un libro que se pasa lentamente, podrÃamos ir hacia las páginas futuras, aún por escribir, o volver a las páginas ya escritas, reflexionando sobre lo que fue. RecordarÃamos cómo, en ausencia de remontes, se subÃa con esquÃs y pieles de foca para luego bajar al valle por tramos poco transitados: un ejercicio fÃsico que también templaba la mente y que cada uno interpretaba según sus posibilidades. Se necesitaba esfuerzo y sacrificio, pero esto nos acostumbraba a aprender que, sin sacrificio (la subida), no puedes obtener la recompensa justa (la bajada). Si esto era el esquà alpino de antaño, un discurso similar valÃa para lo que hoy es el esquà de fondo, que antes era uno solo con el primero. Dos piezas de madera en los pies y se empujaba, ahora tenemos algo mejor, podemos ir por los bosques con menos esfuerzo y mayor seguridad. Y por los bosques podemos ir con raquetas de nieve en los pies, las raquetas, podemos ir sobre la nieve profunda y alcanzar destinos que, en invierno, son pura magia. Pero no olvidemos una de las herramientas históricas, el trineo. Aún hoy, grandes y pequeños, bajan divertidos por recorridos largos y cortos, momentos inolvidables para los más pequeños. PodrÃamos seguir mucho tiempo, para entender cómo la montaña puede dar tanto y quizás aún más en los momentos difÃciles, cuando hay que renunciar a ciertas comodidades y privilegios, depende de nosotros saber interpretar lo que la vida nos pone a disposición: aire puro y gran belleza, esto la gente de montaña lo sabe bien.
